Blog de la Fundación OncoSur

Radón y Cáncer

 Radón y Cáncer
Jueves, 19 de Diciembre 2019
Posiblemente, si realizáramos un pequeño sondeo a pie de calle preguntando sobre los principales factores de riesgo en el desarrollo del cáncer de pulmón; entre las respuestas, en las primeras posiciones y con una mayor frecuencia, tendríamos el tabaco. Sin embargo, no ocurriría lo mismo con el gas radón. Es más, “la población general conoce mucho más acerca de otros factores de riesgo que han demostrado menos impacto que el gas radón, y esto es debido únicamente por desconocimiento”, tal y como sostiene la Dra. Laura Mezquita, oncólogo médico e investigador perteneciente al grupo de medicina de precisión y oncología torácica en el Gustave Roussy Cancer Centre, Francia.

 Una reciente encuesta1 realizada en España a más de 2.500 personas, constató que 1 de cada 2 participantes desconocía qué es el gas radón. Sin embargo, una vez se les explicó el gas radón y sus consecuencias para la salud, la gran mayoría de los encuestados mostraron un gran interés sobre cómo saber si estaban expuestos al gas radón y como disminuir el riesgo en su vivienda. Datos y conclusiones que demuestran el desconocimiento generalizado que la población española tiene sobre el gas radón y su impacto para la salud a pesar de estar a un nivel similar que otros factores de riesgo como el tabaco.

Qué es el gas radón

El radón es un gas radioactivo inodoro, incoloro e insípido de origen natural presente en el aire. Se produce como consecuencia de la desintegración natural del uranio, que está presente de forma natural en suelos y rocas. El radón se da con mayor frecuencia en zonas rocosas y, aunque puede estar asociado a diferentes rocas, en el caso de España es más frecuente en zonas de granito. 
 
Normalmente, el radón, al aire libre, no es dañino, sin embargo, se suele acumular en el interior de los edificios, resultando nocivo para la salud sobre todo en concentraciones muy altas y exposiciones prolongadas. El radón, primero emana del suelo para luego desintegrase en el aire, con la consiguiente emisión de partículas radioactivas de tipo alfa que, al respirarlas, impactan contra nuestro epitelio pulmonar donde pueden dañar las células y el ADN, relacionados con la carcinogénesis del cáncer de pulmón. “El radón es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) un carcinógeno de grupo 1 lo que quiere decir que hay pruebas suficientes que confirman que puede causa cáncer de pulmón en los humanos, y se encuentra al mismo nivel que el tabaco y sus derivados como factor de riesgo, sin embargo, la gente no lo conoce” afirma la Dra. Laura Mezquita.
 
Radón: factor de riesgo en oncología
La Organización Mundial de la Salud estima que, según el país, entre un 3% a un 14% de los casos de cáncer de pulmón se deben al radón. “Se sabe que el gas radón es la primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores y, la segunda, después del tabaco, en fumadores. Además, en el caso de los fumadores, el radón tiene un efecto sinérgico, si un fumador está expuesto a radón, se ve incrementado su riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón”, contextualiza la Dra. Mezquita. 
 
Aunque a día de hoy está claramente demostrado el vínculo del gas radón al cáncer de pulmón, tal y como explica la Dra. Mezquita, se está estudiando el papel que ejerce en el desarrollo de otras patologías: “la asociación entre radón y el cáncer de pulmón es sólida, sin embargo, en el caso de otros tipos de tumores se encuentra actualmente en estudio, por ejemplo, en tumores cerebrales, leucemias y linfomas en niños y adultos, entre otros etc. A lo largo de los próximos años dispondremos de mucha más evidencia científica sobre si el gas radón también está asociado con otros tumores”.
 
Cómo medir el radón y cuándo hacerlo
Las concentraciones de radón se miden en becquerelios, unidad de medida utilizada para determinar la actividad radiactiva. La OMS recomienda que los niveles de radón en el interior de las vivienda deberían estar por debajo de los 100 Bq/m3. “El riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón en población general aumenta un 16% por cada 100 Bq/m3 de exposición, con una riesgo lineal, que significa que a mayor concentración, mayor riesgo. Por ese motivo se la OMS determinó ese límite, sin embargo, no existe un límite a partir del cual el gas no sea nocivo así que cuanta menos concentración, mejor”, comenta la Dra.
 
La forma más habitual de medir la concentración de radón en interiores es a través de detectores pasivos que no requieren de fuente de alimentación alguna y no resultan perjudiciales para la salud. Existen diferentes tipos de detectores, generalmente de plástico y pequeño tamaño, como “un bote donde se guardaban los carretes de fotos antiguos”, y se han de dejar durante uno periodo de unos 3 meses en el lugar donde se quiere realizar la medición. 
 
 “Este medidor tiene en su interior un detector, como una lámina de plástico en el que las partículas alfa que emite el gas radón y sus descendientes de vida media (también radioactivos), dejan una huella, con la que se realiza la estimación de concentración en Bq/m3”, explica la Dra. Laura Mezquita. “Es el método de medida recomendado por la OMS y muy asequible económicamente con precios por debajo de los 100 euros”, añade.
 
En cuanto a las circunstancias en las cuales sea necesario realizar esta medición, la Dra. Mezquita recomienda realizarlo siempre porque “hay mucha variabilidad de unas casas a otras por el tipo de suelo, por cómo se ha aislado la casa, la altura del domicilio… Hay que tener en cuenta que normalmente el radón se acumula en plantas bajas y los sótanos porque pesa más que el aire. Por estos motivos hay diferencias dentro del mismo edificio, del mismo barrio por lo mi recomendación sería medirlo en cualquier viviendo o edificio en el que podamos estar expuestos, para poder tomar medidas en caso de exposición a niveles altos”.
 
Cómo reducir los niveles de radón
Una vez realizada la medición y en función a los resultados que presente, existen diferentes niveles de recomendación que permitan reducir los niveles de radón, según el riesgo. Según la Dra. Mezquita, “cuando la concentración es baja, podría bastar simplemente con aumentar el patrón de ventilación de la casa o sistemas de ventilación activa que permitan eliminar el gas del interior de la vivienda”. En cambio, “en el caso de riesgo intermedio o de riesgo alto, se requerirían medidas de mayor impacto, por ejemplo, sistemas de ventilación positiva, o dotar de sistemas de aislamiento al suelo, entre otros...”, añade.
 
En los diferentes comunicados emitidos por la OMS, se recomiendan las siguientes medidas para reducir los niveles de concentración de radón en el interior: 
  • Mejorar la ventilación del forjado.
  • Instalar un sistema de extracción mecánica del radón en los pisos inferiores.
  • Evitar que el radón se filtre desde los pisos inferiores hasta las habitaciones.
  • Aislamiento del suelo y las paredes.
  • Mejorar la ventilación de la vivienda.
 
1Encuesta de nivel de conocimiento sobre el gas radón en población general en España.